La exposición humana a temperaturas ambientales elevadas puede provocar una respuesta insuficiente del sistema termorregulador. En ello influye la edad, ya que la población mayor y los niños pequeños son más vulnerables, por una mayor dificultad de control de los mecanismos de regulación de la temperatura. Hay personas que tienen un riesgo más elevado de sufrir efectos debidos al calor, por alteraciones de la sudoración, como ocurre en la neuropatía periférica diabética, o que toman medicamentos anticolinérgicos, o barbitúricos, los cuales deprimen la regulación refleja de la temperatura corporal, o que consumen excesivo alcohol pues deprime el sistema nervioso central y causa además diuresis y por tanto mayor deshidratación.

 

Factores socioeconómicos como la pobreza, el aislamiento social también favorecen el riesgo. También hay personas que realizan actividades deportivas sin suficiente protección contra el calor.

En verano es también recomendable prestar especial atención a los hábitos alimentarios para evitar posibles intoxicaciones como consecuencia de las altas temperaturas, ya que éstas favorecen el desarrollo de microorganismos en los alimentos. Estas intoxicaciones suelen ser más graves en personas vulnerables, como niños, ancianos, mujeres embarazadas y personas con trastornos del sistema inmunitario. Además, en verano hay que tener también especial cuidado a la hora de reponer en nuestro organismo la cantidad de agua y sales que perdemos durante esta época del año, evitando así las deshidrataciones.


Por ello, desde el Ministerio se ofrecen las siguientes recomendaciones para evitar las complicaciones provocadas por una inadecuada manipulación o conservación de los alimentos durante esta época del año:


1. Extreme las medidas de higiene, sobre todo el lavado frecuente de manos con agua y jabón antes y después de manipular alimentos frescos, así como una correcta limpieza de la cocina.


2. Consuma alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente y que procedan de establecimientos autorizados. No se debe consumir leche sin tratamiento térmico (leche cruda). Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados.


3. Tenga especial precaución con los alimentos que contengan huevo. En los establecimientos de restauración es obligatorio el empleo de ovoproductos en la elaboración de mayonesas, salsas, cremas, etc. En casa, debe adquirir y utilizar sólo huevos convenientemente envasados y etiquetados adquiridos en establecimientos autorizados. Deben conservarse en el frigorífico desde su adquisición hasta el momento en el que se vayan a utilizar. En ese momento, se debe lavar la cáscara y tener especial cuidado para que no caigan trozos de ésta ni en la clara ni en la yema. Los recipientes y utensilios que utilicemos para batir los huevos no deben entrar en contacto con otros alimentos.


4. Cocine suficientemente los alimentos. Los alimentos pueden estar contaminados por microorganismos, que pueden ser destruidos si se cocinan suficientemente para evitar que alguna parte quede cruda. Los alimentos deben ser consumidos inmediatamente después de ser cocinados, ya que es la mejor manera de evitar la proliferación de los gérmenes. No dejar nunca los alimentos cocinados a temperatura ambiente.


5. Evite el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados. Un alimento cocinado puede volver a contaminarse por contacto con uno crudo o con objetos que hayan estado en contacto con un alimento crudo (cuchillos, tablas, superficies, trapos, etc.). Si va a consumir pescado crudo, hágalo después de haberlo mantenido congelado durante más de tres días.


6. Utilice exclusivamente agua potable. El agua potable no es sólo imprescindible para beber, sino también para preparar y lavar los alimentos, especialmente los que vayan a consumirse crudos, como frutas y hortalizas. No se debe beber ni usar agua procedente de pozos que no esté potabilizada y se debe tener especial cuidado con los hielos, que deberán hacerse exclusivamente con agua potable.


7. No consuma alimentos perecederos que estén expuestos a temperatura ambiente. En bares, cafeterías, restaurantes, etc., todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados a temperatura adecuada. Es muy importante que se conserve la cadena de frío. Estas medidas deben ser exigidas por el consumidor, y cuando se observe que no se cumplen, los alimentos deben ser rechazados.

PREVENIR LOS RIESGOS DE ORIGEN ALIMENTARIO